Entre el bien y el mal me quedo con Malkmus

Ha vuelto Stephen Malkmus con la banda que le acompaña desde hace unos años, The Jicks. Y ha vuelto por la senda de la experimentación, como siempre, de hecho nunca la dejó. Él ya ha pasado de los 40. Ha asumido su madurez pero su música sigue sin perder un ápice de frescura, sonando igual de inmediata.

¿Y qué es lo que nos presenta esta vez? Pues un gran disco de indie rock, ¿o pop? porque, ¿esto qué es? Pues es música, y de la buena. Uno de los genios más prolíficos de los últimos años se reivindica de nuevo con este álbum, un disco ante todo emocional. Así lo ha preferido él siempre, emociones antes que técnica, sentimiento antes que virtuosismo.

Real Emotional Trash es una mezcla constante. Furiosos ritmos de guitarra tocados con dureza y combinados con voces y melodías completamente pop. Malkmus no lo esconde, quiere evidenciar que su fusión puede ser llevada a cabo, el tránsito entre unos y otros estilos es perfecto, maravilloso y valiente. Lo que hace Malkmus en este disco no es nada fácil, pero el lo consigue sin aparentemente ninguna dificultad.

El espíritu de este gran trabajo queda reflejado en tres canciones; esa unión invisible, inaudible e imperceptible que existe entre los cortes, y entre cada una de las partes de los temas. Cold Son y Out Of Reaches son las mejores canciones del disco, también las más emotivas, sin duda. Una buena muestra de hasta dónde puede llegar el pop experimentado de Malkmus. Estos dos temazos aparecen separados por la canción que da nombre al disco: Real Emotional Trash, un ejercicio de experimentación importante. Un corte de rock progresivo que en realidad une dos temas distintos. Riffs de guitarras; distorsiones; arreglos increíbles,...Un ejemplo de complejidad creativa.

Este tránsito entre las 3 canciones evidencia lo que es el disco: un viaje a un lugar lejano todavía por transitar, pero que resulta extrañamente familiar. Emoción pura. El pop y el rock unidos de por vida por un genio de nombre Stephen Malkmus.